REVIEW: "ANZU, GATO FANTASMA" - YOKO KUNO Y NOBUHIRO YAMASHITA
El 16 de mayo se estrenó en España "Anzu, gato fantasma".
Esta película de Yoko Kuno y Nobuhiro Yamashita llega a nuestro país gracias a SELECTA VISIÓN y Hikari No Hana tuvo el placer de asistir a su preestreno.
La directora de animación de "El caso de Hana y Alice" y el director del live-action "¡Vamos al karaoke!" unen fuerzas con los estudios SHIN-EI ANIMATION ("Doraemon: El nuevo dinosaurio de Nobita") y MIYU PRODUCTIONS ("Daisy's Life") para dar vida al manga de Takashi Imashiro, autor de "Hard-Core".Esta co-producción franco-japonesa, también conocida internacionalmente como "Ghost Cat Anzu", se proyectó en la Quincena de Realizadores de Cannes, así como en los festivales de Annecy, Fantasia, Sitges, Fancine, Seminci y BCN Film Fest, y contó con una proyección especial en el 30 Manga Barcelona.
La cinta, cuyo título original es "Bakeneko Anzu-chan", llegó a los cines japoneses el 19 de julio de 2024, donde recaudó en taquilla poco más de 31,5 millones de yenes (aproximadamente 0,19 millones de euros), y fue precandidata al Oscar a mejor largometraje animado.

En medio de un fuerte aguacero, un monje encuentra a un gatito al que bautiza como Anzu y cría con esmero. Sin embargo, 30 años después, el gatito no sólo no ha muerto, sino que se ha convertido en un “gato fantasma” que habla y vive como un ser humano. A sus 37 años, viaja en ciclomotor y trabaja a tiempo parcial como masajista.
Un día, el anciano monje le pide a Anzu que cuide de Karin, su nieta de 11 años que ha sido abandonada por su padre, y este acepta a regañadientes. Al principio, sus personalidades enérgicas chocan y saltan chispas, pero poco a poco empiezan a entenderse.
Entonces, Karin le pide un favor a Anzu: quiere volver a ver a su madre fallecida. Ese es el punto de partida para un dramático viaje que les llevará hasta el mismísimo Infierno.
Un día, el anciano monje le pide a Anzu que cuide de Karin, su nieta de 11 años que ha sido abandonada por su padre, y este acepta a regañadientes. Al principio, sus personalidades enérgicas chocan y saltan chispas, pero poco a poco empiezan a entenderse.
Entonces, Karin le pide un favor a Anzu: quiere volver a ver a su madre fallecida. Ese es el punto de partida para un dramático viaje que les llevará hasta el mismísimo Infierno.
Bajo esta premisa, la película establece un escenario pintoresco y se convierte en el vivaracho cuentacuentos de una ágil y entrañable fábula moderna que ahonda en la gestión del dolor y la pérdida de seres queridos, haciendo hincapié en el valor de la familia y cómo ésta puede hallarse más allá de los lazos de sangre.
Si bien hay varios ejemplos a lo largo de la trama que constatan la cuestión de la diversidad familiar, el máximo representante se halla en la idiosincrasia de Anzu, que adopta su peculiar forma para ocupar el vacío del hijo perdido para el monje y, posteriormente, se torna en la figura paterna de Karin. De hecho, se aprecia que su personalidad coincide bastante con la del padre de la protagonista, quien, a través de su trato, logra asimilar su realidad y comprender que el escapismo no es la solución a la hora de superar los miedos y limitaciones.
Por otra parte, además de su emotivo mensaje sobre la esperanza y la resiliencia, destaca su modo de resolver los conflictos, que es un claro reflejo de cómo se hace en el día a día. Porque, al final, si lo despojas de su fantasioso manto, todo el simbolismo de este desenfadado cuento místico se reduce a la vida misma en su expresión más cotidiana, donde los problemas tienden a solucionarse por medio del ingenio y la comunicación y, dentro de lo posible, procurando optar por la vía pacífica por el bien de la convivencia.
Sin duda, estamos ante un relato la mar de imaginativo que en su sencillez narrativa esconde una complejidad muy llevadera, cuya moraleja es naturalmente asumible gracias a su elenco de personajes, rebosante de absurda y encantadora humanidad, que se gana el cariño del público con su desparpajo y carisma.
"Anzu, gato fantasma" es una entrañable e imaginativa fábula familiar sobre el duelo, la esperanza y la resiliencia que explora la importancia de la comunicación y resolución pacífica de conflictos.
Con todo esto, la cinta sigue una estela similar a "The Concierge", pues rezuma un grato aroma propio del cine de autor en su faceta más accesible, gracias a que sus principales agentes pertenecen a la esfera independiente, destacando a Shinji Imaoka ("Is This Heaven?"), quien desvirga su pluma en este medio con un guion tan fresco, agudo y juvenil como su fuente original, donde aúna la apacible cotidianidad con el surrealismo más hilarante en un brillante ejercicio digno del esperpéntico encanto de "Night Is Short, Walk On Girl".
A su vez, el propio largometraje es una magna alegoría a Anzu como nexo entre el mundo terrenal y espiritual, pues su ejecución aúna dos cosmovisiones cinematográficas muy dispares entre sí.
Ésta no es una simple película de animación. Detrás de ella, los actores de doblaje trascienden su razón de ser para interpretar tanto con su voz como con su cuerpo, ya que, para que la magia animada, conjurada por Yoko Kuno, surta efecto, parte de una base de carne y hueso, moldeada por Nobuhiro Yamashita, donde Mirai Moriyama, al igual que hizo en "Inu-Oh" y "Great Absence", demuestra su inconmensurable talento multidisciplinar devorando la cámara con su presencia física y verbal.
Así, esta brillante traslación del manga de Takashi Imashiro no sólo parte de la plena comprensión de las raíces de su ingenioso y socarrón imaginario, sino que también lo eleva con su singular despliegue audiovisual, donde Oriente y Occidente fraternizan en una colorida celebración de la libertad creativa que reafirma que el arte sin humanidad no es nada.
Desde el punto de vista técnico, la animación de "Anzu, gato fantasma" refuerza su aura de cuento místico moderno con un pintoresco derroche de desparpajo e inventiva que se graba a fuego en la retina.
Yoko Kuno regresa a la magia de la rotoscopia con este largometraje, que, a su vez, supone el bautismo de fuego de Nobuhiro Yamashita en la industria de la animación. Ambos forman una excelente dupla directoral, dando como resultado una sinergia que trasciende su experiencia en sus respectivos campos cinematográficos.
Por otra parte, Yoko Kuno va más allá en la traducción audiovisual del manga de Takashi Imashiro y aporta su granito de arena al apartado artístico capturando su esencia en el diseño de personajes. En este sentido, también hay que destacar el trabajo de las directoras de animación Namiko Ishidate ("Penguin Highway") y Yukie Nakauchi ("Ahare! Meisaku-kun"), así como el de Chika Iizuka ("Shin Chan: The Tornado Legend of Ninja Mononoke") en el CGI, que obran auténticas maravillas para lograr que este imaginario cobre vida con suma frescura.
Todo esto, unido a la dirección fotográfica de Masato Makino ("Takagi-san: Experta en bromas pesadas"), la dirección artística y diseño de color de Julien De Man, quien trabajó en el diseño de producción de "La tortuga roja", y la edición de Toshihiko Kojima ("Komi-san no puede comunicarse"), hacen que disfrutes de esta espléndida y vibrante animación, cuyo desparpajo e inventiva, propios de la libertad creativa de la escena indie, se te graba a fuego en la retina.
En cuanto al apartado musical, la banda sonora corre a cargo de Keiichi Suzuki, cuyo trabajo hemos podido escuchar en proyectos de animación como "Okko, el hostal y sus fantasmas" o "Las vacaciones de Jesús y Buda".
Aquí, el compositor firma una partitura ambiental muy cándida y serena, que rezuma un encanto propio de la inocencia de la infancia a la par que casa con la mágica y desenfadada ternura del tono familiar de este pintoresco cuento místico moderno.

A todo esto, hay que añadirle su acierto al confiar la dirección sonora a Masumi Takino ("Ikimono-san"), así como su apuesta por Chiaki Sato para interpretar el tema principal de la película.
La ex-guitarrista y ex-vocalista de Kinoko Teikoku debuta en el mundo de la animación poniendo el broche de oro con "Matatabi", una canción entrañable que encaja a la perfección con el tono de la cinta y nos retrotrae a ese momento especial que atesoramos cual sueño de una noche de verano junto a aquel ser querido que ya no está a nuestro lado; pero, aun en su ausencia, nuestro viaje vital sigue adelante y su dulce memoria, tras la metamorfosis del duelo, se torna en rayo de sol que nos da lumbre y disipa los nubarrones emocionales.
En resumidas cuentas, "Anzu, gato fantasma" es una tierna y divertida aventura para toda la familia con una poderosa moraleja vital, acompañada de un original despliegue audiovisual que no deja a nadie indiferente.
Yoko Kuno y Nobuhiro Yamashita son una extraña pero ideal pareja, cuya taumatúrgica química en la compenetración de su propia cosmovisión cinematográfica culmina en el parto de una tierna y divertida aventura para toda la familia con una poderosa moraleja vital que destila un agradable aroma propio del cine de autor en su faceta más accesible.
Esta brillante plasmación del manga de Takashi Imashiro comprende las raíces de su ingenioso y socarrón imaginario y lo eleva con su singular despliegue audiovisual, donde, al igual que en "Mutafukaz", el talento nipón y el galo se hermanan en una colorida celebración de la libertad creativa que no deja a nadie indiferente.
Sin duda, "Anzu, gato fantasma" es el tipo de apuesta original para la gran pantalla que, cual brisa fresca veraniega, insufla vida a la industria de la animación y refuerza la fe en la magia de este medio. Así que, si te gustan las historias sencillas y esperpénticamente encantadoras, capaces de aunar la apacible cotidianidad con el surrealismo más hilarante, coge tus palomitas y disfruta de esta película.
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