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CRÓNICA: 25º FESTIVAL DE CINE FANTASIA [1ª PARTE]


Este año tenemos el placer de cubrir la 25ª edición del Festival de Cine Fantasia, uno de los certámenes especializados más importantes de occidente.

Sin embargo, y dada la atípica situación que estamos viviendo en todo el mundo con el COVID-19, la entidad organizadora del evento, a pesar de de mantener su formato físico de forma limitada, ha tenido que reinventarse y entrar en la era digital con un evento telemático, que tendrá lugar del 5 al 25 de agosto a través de las plataformas Festival Scope y Shift72.

Una vez hecha esta breve introducción, es hora de que pasemos a contar nuestra experiencia en el 25º Festival de Cine Fantasia. Sin más preámbulo, toma asiento y sumérgete con nosotros en esta crónica.

GEORAMA BOY, PANORAMA GIRL


"Georama Boy Panorama Girl" es la nueva adaptación de un manga de Kyoko Okazaki, dirigida por Natsuki Seta. El film, estrenado en Japón el 6 de noviembre de 2020, se presentó en el festival de Hawai.

Su argumento gira en torno a Haruko Shibuya (Anna Yamada), una estudiante de instituto normal y corriente que se siente abandonada en este mundo tan cambiante. Un día, volviendo de compras, se cruza con Kenichi Kanagawa (Jin Suzuki), y se enamora de él a primera vista. Creyendo que es el amor del siglo, Haruka se siente cada vez más y más atraída por él.

Kenichi, a quien todo el mundo tomaba por un estudiante serio y centrado en prepararse el examen de acceso a la universidad, de repente, decide abandonar el instituto. Ebrio de su nueva libertad, conoce a Mayumi (Misato Morita), una mujer fatal, y se enamora de ella. Mientras deambulan entusiasmados por las calles de la cambiante Tokio, ¿que será de la historia de amor entre el Chico Georama (Kenichi) y la Chica Panorama (Haruko), cuyos caminos parecen opuestos?

El certamen canadiense vuelve a demostrar su profuso amor por la obra gráfica de la mangaka Kyoko Okazaki, donde han proyectado la totalidad de sus adaptaciones. A diferencia del frenesí alucinógeno de "Chiwawa" (Ken Ninomiya, 2019), el caos descarnado de "Helter Skelter" (Mika Ninagawa, 2012) o la introspección desasosegante de "River's Edge" (Isao Yukisada, 2018), Natsuki Seta decide tomar una senda más clarificadora.

La publicación de la obra original está adscrita en los últimos retazos del renacer económico japonés, poco antes del estallido de la burbuja que desencadenaría en la realidad depresiva que definió la década de los 90 en la sociedad nipona. Un panorama marcado por el continuo cambio de renovación cíclica que sufrió, no sólo el desarrollo de la urbe tokiota, sino en la relación entre los individuos.

No es la típica historia romántica con final feliz de chico conoce a chica, sino que vertebra un complejo y poliédrico georama en el que conviven diversas representaciones del amor. El romance platónico e idealizado convive con el rechazo y la culpa. El destino casi nunca sigue los designios que uno desea, por lo que lo único que queda es aceptarlo y seguir viviendo. Por su parte, la amistad más estrecha llega a confundirse con sentimientos más profundos que trastocan toda la identidad propia.

La música de Kenji Ozawa vuelve a ser el punto cardinal que construye los cimientos de la misma. Lo que le distancia del tema que compuso para la ya citada "River's Edge" es que, en esta ocasión, emerge la incorporación diegética de "Loving"perteneciente a su álbum más afamado, "Life" (1994)—, una canción capital para su carrera, que le uniría para siempre al camino de su amiga Kyoko Okazaki.

Todo esto sería papel mojado si no fuera por la extraordinaria dupla interpretativa formada por Anna Yamada y Jin Suzuki, dos actores muy prometedores que, si son dirigidos en el camino correcto, son capaces ofrecer auténticas maravillas. La inocencia y la ternura se entremezclan en una perfecta conexión de forma natural y, a pesar de su dificultad, en ningún momento les alcanza la sobreactuación. También hay que destacar el gran trabajo de Erika Takizawa, donde, pese a su brevedad, con una sola mirada, dice más que interminables líneas de diálogo.

IT'S A SUMMER FILM


"It's a Summer Film" es el debut cinematográfico de Soushi Matsumoto junto a Naoyuki Miura del grupo teatral Lolo. El film, protagonizado por Marika Ito y Daichi Kaneko, se estrenó en los cines japoneses el pasado 6 de agosto, tras su premiere mundial en el festival de Tokio. El film se ha presentado en NIPPON CONNECTION y próximamente en JAPAN CUTS; además, ha sido galardonado en el certamen Nits de Cinema Oriental de Vic.

  La historia gira en torno a sobre tres chicas de secundaria obsesionadas con el drama y las películas de época japonés. Un día, conocen a un chico misterioso y deciden filmar una película con el como protagonista junto a su alocado grupo de amigos. 
 
Aunque Soushi Matsumoto debutó el pasado mes de junio con "Around The Table", su autentica carta de presentación ha sido "It's a Summer Film". A pesar de firmarse desde sus antecedentes teatrales en su formulación, su transformación está focalizada hacia su declarada oda a las diferentes representaciones de la cinematografía japonesa. Las superficiales divisiones que separan géneros tan dispares como el Jidaigeki con su referente romántico del Gendaigeki no se disgregan en entes totalmente independientes, sino que la grandeza se encuentra en su convergencia.

El verano siempre ha sido la estación idónea para el florecimiento de ese amor jovial y virginal. La producción de la película absorbe toda esa atmosfera hacia el cristalino reflejo de la juventud. Cuando su desarrollo narrativo parece seguir los trazos lógicos hasta su ideal desenlace, su estructura convulsiona con la emanación de elementos típicos de la ciencia ficción. 

El cine se convierte en depositario de la memoria colectiva en el que atesorar el trascendental bien inmaterial que preceden no sólo de los antepasados, sino de la propia identidad de los pueblos. La mejor forma de preservar todo ese conocimiento es a través de los instrumentos que ofrece el lenguaje fílmico para conectar su esencia emocional hacia las generaciones futuras.

El reparto interpretativo absorbe toda esa frescura revitalizadora, gracias en gran medida a la conexión simbiótica construida por los excelsos papeles de Daichi Kaneko y Marika Ito, como se tratará de una rencarnación antitética a la relación ulterior de Yasujiro Ozu y Setsuko Hara. También se encuentra en su transposición del papel de la mujer cineasta de figuras referenciales como la de Kinuyo Tanaka.

Aquí concluye la primera parte de nuestra aventura por el festival de cine Fantasia. Pronto publicaremos la segunda parte de la crónica. ¡Estad atentos!

Otras entregas de la crónica: 2ª Parte | 3ª Parte | 4ª Parte | 5ª Parte

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